Libre por faltas
Estoy medio desaparecida del ciber espacio, sucede que justo dos días antes de noche buena recibí un llamado de un viejo amigo que necesitaba ayuda con un trabajito que tenía que hacer y que implicaba viajar. Ni lerda ni perezosa accedí a ayudarlo, y recién hace una hora retorné a Córdoba. Volví terriblemente resfriada, él me dijo que llevara abrigo pero no pensé que volando en un trineo se sintiera tanto frío, además casi llego directo al hospital de quemados porque allá arriba parecía un campo de batalla: si son de los que tiran fuegos artificiales en navidad sepan que ponen en peligro la vida de mi amigo, afortunadamente sus renos están bien entrenados y saben esquivar las explosiones, pero no es nada lindo andar volando con tantas cosas detonando al lado. Está bien que tiene todo un año para recuperarse de las lesiones y quemaduras provocadas por su trabajo, pero ¿qué pasa si algún día se le prende fuego el trineo, o le pegan en los ojos? ¿Eh? ¿Eh? ¿No piensan en el pobre Papá Noel? ¿Ah?
Sépanlo: El viejito de barba blanca existe, cuando crecemos nuestros padres nos quieren hacer creer que es una fantasía para poder quedar bien ellos a costa de este pobre hombre que se pasa todo un año laburando como burro para fabricar regalos y que corre como un loco para entregarlos a todos en una sola noche, ¿saben lo difícil que es eso? Por suerte existen los usos horarios que le dan un poco más de tiempo (para eso se crearon), pero lo mismo es muy jodida su tarea como para que estos sinvergüenzas de los padres se roben todo el merito.
Ah! Por cierto, voy a volver a ausentarme por una semana aproximadamente, tengo que ayudarles a los reyes magos a envolver regalos porque sino se enojan, dicen que al viejo colorado le ayudo y a ellos no. Cada día los entiendo menos!