lunes, noviembre 26, 2007

Escenas de la vida cotidiana

(La siguiente historia está basada en hechos reales. Los nombres de los personajes han sido alterados para preservar la identidad de los involucrados en la conversación)

Comienzo de la escena:
Diez de la mañana. La señorita cuyo nombre es Despistada intenta comunicarse con un cliente por cuestiones de trabajo. Marca el número y del otro lado le responden:
Una voz en el teléfono: ¿Si?
Despistada: Buenos días, ¿podría comunicarme con el señor Pancracio?
Una voz en el teléfono: ¿Con quién quiere hablar?
Despistada: Con el señor Pancracio
Una voz en el teléfono: ¿Caro?... esteeeem, digo: ¿Despistada?
Despistada: (Reconociendo la voz del otro lado del teléfono y dándose cuenta de su error) ¿Mamá? ¡uh!, ¡me equivoqué!, marqué mal. ¿Como andan todos por allá?
Fin de la escena

Después de estos acontecimientos, "Despistada" está pensando en regresar a su hogar paterno recién en unos 20 años, cuando este evento ya haya sido olvidado y "Despistada" no pueda ser víctima de las burlas de sus padres y/o hermanos.

jueves, noviembre 15, 2007

Se me vinieron los años encima

Hace algunos días comencé a transitar mi viegésimo séptimo año de vida, y poco antes de mi cumpleaños el destino me hizo un obsequio de esos que más me mueven el piso: navegando por Internet me encontré con un montón de Musicuentos de Viscontea y casi me hago pis de la emoción. En la época en la que yo los escuchaba los musicuentos venían en vinilo, con un librito con letras grandes, papel grueso y hermosos dibujos que aún recuerdo, pero que hacía muchos años no venían a mi memoria.
Después de ponerme unos pañales para evitar cualquier inconveniente fruto de mi emoción, me bajé un par de cuentos y me puse a escucharlos, y aún hoy, después de unos 20 años, sigo recordando las voces, los dibujos y las canciones que en una época solía escuchar sentada al lado del tocadiscos, sintiendo el sonido de la púa raspando la superficie del vinilo.
Acá dejo la canción del comienzo y del final de cada cuento, a ver si alguien más los conoce y me acompaña en el sentimiento:
El comienzo:

Y el final:

domingo, noviembre 04, 2007

Mi Condena

Hice marquitas en la pared, como las que hacen los presidiarios. Todos los días voy agregando una y contando las que están dibujadas por más que sé de memoria el resultado preciso de dicha operación. Mi impaciencia no comprende la exactitud de las matemáticas y me obliga a contar las rayitas una y otra vez, dos o tres veces por día, y a las 12 en punto de la noche, cada noche, con mi lápiz en la mano, agrego otra rayita más.
Hoy es domingo, faltan 5 rayitas para que ella venga, después tengo cuatro días para borrar las marcas en la pared y en el quinto comenzar a dibujarlas de vuelta. Es dura la condena, pero un solo minuto junto a ella lo compensa…